Dreaming

Me encanta soñar. Es una de mis grandes aficiones, sueño mientras estoy en clase, mientras me ducho, mientras me tumbo en el sofá a ver la tele, sueño despierta, y sueño dormida. Los sueños son buenos, lo malo es cuando se convierten en pesadillas, y me está empezando a suceder.
 Hace dos noches tuve una, fue horrible, soñé que ya no me querías, que ya no íbamos a ir a pasear más los viernes, y que ya no íbamos más al cine, ya no compartíamos más pizzas, ya no nos susurrábamos al oido, ni pasábamos horas abrazados en tu cama, ni te llenaba más la nariz de tarta en cada aniversario, ya no te cantaba cumpleaños feliz el día de tu cumple, ni me dabas besos todos los días.
Te habías cansado de mi, como se cansa la gente de hacer deberes, o como se cansan de ver siempre la misma película. En mi sueño, yo era eso para ti, una película que cuando se estrenó fue el taquillazo del momento, pero que ahora quedó en el olvido. En el sueño sacaban una película nueva, más interesante, más chula, y a ti te gustaba mucho, así que te la quedaste, pero no te quedaba sitio para guardar la película vieja con la que habías pasado todos aquellos momentos, y preferiste tirarla, romperla en mil pedazos.
No me gustan las pesadillas, reflejan miedos, no quiero imaginar como sería todo sin tí, prefiero pesadillas de las que pueda despertar.

Un hombre vive de sus miedos, porque son ellos los que crean las brillantes ideas del ingenio o las pesadillas mas terribles de la especie humana.